Arte made by robot
Es innegable que el trabajo robótico ha llegado a diferentes industrias. Sin embargo, los expertos han afirmado que las carreras artísticas y creativas —que requieren mano de obra y habilidad— estaban a salvo de esta nueva forma de manufactura. Hasta ahora.
La situación podría cambiar.
Como parte de un proyecto llamado HumanMADE, una estudiante del instituto londinense de arte Central Saint Martins, creó un alfarero robótico. Este utiliza algoritmos de aprendizaje automático para diseñar y crear vasijas de barro y esculpirlos utilizando un «dedo sustituto» hecho de silicona.
El software del aparato —creado por Charlotte Nordmoen— recoge imágenes de diseños que encuentra en línea. Luego, interpreta sus contornos como formas básicas para crear un inventario de los diseños. Finalmente, combina características para crear un nuevo vaso, que esculpe el uso de un brazo robot industrial.
El robot no tiene actualmente mecanismos de retroalimentación, por lo que no es capaz de aprender de sus errores cuando una vasija sale mal, o mejorar sus diseños con el tiempo. Pero la creadora está buscando colaboradores para empujar sus experimentos a mejorar aún más.
Aunque es apenas el inicio, el desarrollo de este tipo de equipos, podrían significar un desafío para la industria del arte. O una ventaja. Depende de cómo se lo mire. Pero definitivamente se trata de un cambio radical para la producción del arte, que antes se creía irremplazable. Así, este tipo de ideas abren las puertas a sistemas que puedan «entender» la belleza y generen obras completas. Como el caso de The Next Rembrandt, que se llevó algunos reconocimientos en Cannes Lions. O la posibilidad de recrear obras maestras con la ayuda de Adobe Stock.
Ante estas propuestas surge la interrogante: ¿qué retos representan este tipo de inventos para la creatividad? Lo ideal sería, tal vez, encontrar un balance en el que las ideas y la tecnología convivan, generando una disrupción funcional e innovadora.