#TBT: el legado en blanco y negro de los medicamentos
Solemos pensar que hoy las cosas se hacen diferente al pasado, pero la realidad es que muchas buenas costumbres se quedan para siempre y la publicidad de medicamentos es un claro ejemplo de esto. Si bien los medios que hoy usan son diferentes, los conceptos de contar sus beneficios y certificarse con un «recomendado por los médicos» siguen siendo utilizados como una herencia de las antiguas prácticas publicitarias.
Nos trasladamos a las primeras décadas del siglo pasado para encontrar algunos ejemplos de avisos impresos en los que priman las ilustraciones y los grandes títulos.
Buckeye baño de vapor. Según la publicidad era un tratamiento contra el reumatismo, la neuralgia, la parálisis, y las enfermedades del hígado, sugiere que a través de su uso se podrían aminorar sus efectos y hasta eliminarse gracias al producto.
El punto e venta del gabinete Buckeye es la botica del Dr Jijón Bello, esto nos demuestra que uno de los traits importantes para la venta de estos dispositivos era la jerarquía y expertise del médico que lo recomendaba o vendía.
El uso de la emulsión de Scott como «médicamente recomendado» para combatir el raquitismo y la desnutrición data del siglo XVIII. El producto fue comprado por la firma neoyorquina de químicos farmacéuticos Scott & Bowne y desde ahí se la conoce con este nombre que actualmente usa una estrategia diferente para promocionarse.
No existía la ahora tradicional imagen del bacalao caricaturesco. Descubrimos que sus inicios son muy diferentes con la imagen de un hombre vestido de pescador con un bacalao de gran tamaño sobre su espalda. En el impreso lo vemos al lado izquierdo dentro de un círculo y junto al eslogan de la marca. La imagen de antaño funciona como un sello de garantía porque el lector al verla sabe que es la misma emulsión de Scott.
Sin embargo hoy sabemos que la tuberculosis es una infección bacteriana contagiosa producida por el bacilo de Koch y no puede curarse únicamente con este tipo de productos. A pesar de eso, la clásica frase de este tipo de productos: «la única emulsión recomendada por todos los médicos».
Este es un anuncio de las pastillas Anacín, que tiene una fonética similar a las pastillas Finalín, que siguen presentes en el país. Ambas ofrecen acabar con el dolor de cabeza, entre otras funciones de alivio. Este anuncio nos llamó la atención porque incluso el copy es similar al que Finalín usa hasta hoy: «al dolor le pone fin». No es claro si se trata del mismo producto o de una evolución de la marca pero estos elementos son similares y representan un icono de la clásica pastilla para curar los dolores de cabeza.
Los remedios para la tos y para las afecciones respiratorias y cutáneas abundaron en esta década. En este caso, se trata de uno hecho a base de eucalipto y brea. El anuncio no está acompañado de una marca por lo que podemos asumir que se trata de un remedio casero, que para la época eran comunes en las boticas de la ciudad.
Nos encontramos con este anuncio de un reconocido laboratorio y su producto entonces llamado Cafiaspirina, de seguro un antecesor de la marca que hoy conocemos. Es interesante descubrir el concepto creativo utilizado en el que la comunicación apunta a un target intelectual y artístico que al realizar actividades usando su cerebro requiere aliviar cualquier tipo de dolor. El estilo de la época con ilustraciones está presente en este anuncio que tiene mucha elegancia y envía un mensaje clarísimo: para aliviar el dolor de cabeza hay que tomar la medicina «legítima», un claro guiño contra los productos genéricos de la competencia.
Es evidente la evolución que ha tenido la comunicación de marcas de medicamentos que hoy tienen que competir en un mundo digitalizado, pero conocer los orígenes ayuda a tener una idea de cuáles eran y son las estrategias de esta categoría, ¿qué opinas de estos impresos que hemos compartido?