Las oportunidades no siempre llegan como las esperas
A comienzos de los 90 la industria bananera vivía uno de sus peores momentos, se habían impuesto una serie de cupos, aranceles y licencias a uno de los mercados más grande de consumo, la Unión Europea. Esto frenó la demanda y derrumbó los precios de la industria en los mercados emergentes. Ecuador, mayor exportador mundial de banano, no estuvo ajeno a este impacto.
En esos tiempos nuestra empresa era una pequeña exportadora que buscaba mercados no tradicionales alejados de las grandes empresas multinacionales para poder crecer. Un buen día apareció en mi despacho un pequeño hombre trigueño de unos 60 años procedente de India, cuya vestimenta no aparentaba ser de empresario.
Para sorpresa mía buscaba comprar banano para un gran mercado del medio oriente sin ninguna trayectoria. Lo primero que le pregunté es si tenía experiencia en comercializar banano y si ya se hacía negocio en este destino. Las respuestas fueron negativas, pero el interesado seguía insistiendo. Al preguntarle del por qué no había visitado a las empresas grandes y tradicionales, me respondió que no lo habían querido recibir.
Accedí a darle una oferta de precio. El señor Moulana me dijo: con diez centavos menos cerramos varios cargamentos para todo el año. Parecía muy bonito para ser verdad, pero acepté con la condición de que debía estar garantizado con un banco de primer orden europeo. “Sr. Wong, al final de la semana lo tendrá en su oficina”.
Tuve cuatro largos días de ansias por saber si esto se hacía realidad. Al final de la semana apareció la carta de crédito garantizando el contrato anual como se lo había pedido. Lo demás es una historia de dos largos años de contrato.
Esta experiencia me dejó grandes enseñanzas:
Las oportunidades llegan cuando menos te lo esperas: hay que estar atentos, con la mente abierta y dispuestos a analizarlas por más inverosímiles que parezcan.
A no juzgar por las apariencias: somos propensos a mirar lo superficial, cómo viste, cómo habla, de donde viene, etc. Hay que juzgar lo fundamental, lo que la otra persona propone u ofrece.
Luchar contra corriente: cuando lo has meditado, lo has estudiado y tu instinto dice que puede salir bien, confía. Atrévete a hacer la prueba a pesar de tener resistencia, siempre tomando seguridades y sin arriesgar todo tu capital.
Las crisis sacan lo mejor de ti: muchas veces nos centramos en lo negativo de las crisis, pero recuerda que la crisis te obliga a reinventarte porque no hay muchas opciones y hay que salir adelante.
Las oportunidades son un juego de probabilidades y están siempre rondándote esperando que las tomes. ¿Estás preparado para hacerlo?
Vicente Wong