La declaración de la OMS, la carne y la industria.
Si bien es cierto que los riesgos de comer carnes rojas y procesadas eran un tema ya conocido para muchos, la declaración de la OMS (Organización Mundial de la Salud) convirtió ese pequeño rumor en una abrumadora verdad.
Mientras los consumidores se debaten sobre si creer o no, la industria se debate sobre de qué manera enfrentarse ante el riesgo de una seria baja en las ventas, sobretodo de los embutidos, de los cuales el 75% de la producción nacional son salchichas y mortadelas según datos del INEC.
Según el organismo local, el negocio de los embutidos mueve en Ecuador alrededor de unos 120 millones de dólares al año y su demanda aumenta un 5% año a año. Es decir, las medidas que se tomen deben considerar y mantener estos porcentajes lo suficiente como para proteger sobre todo a los pequeños productores, cuyas limitaciones tecnológicas u económicas podrían demorar una adaptación a los nuevos requerimientos del mercado.
¿De qué forma se protege y satisface al consumidor? ¿De qué manera se puede proteger la industria y apaciguar los efectos?
Los cambios vienen y la debilidad de unos se transforma en la fortaleza de otros. Marcas que manejan “carnes” y productos vegetarianos podrían ganar más espacio en las perchas, pero así mismo la crisis es un impulsador de la creatividad y generador de caminos alternativos. La transformación de los productos existentes así como la creación de nuevas opciones también podrían ser el primer paso a dar para las industrias cárnicas.